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La irradiación prolonga la vida de los alimentos y facilita la eliminación de patógenos.

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Esta tecnología nuclear ayuda a reducir los desperdicios de comida

Hace aproximadamente 12 000 años, durante el periodo Neolítico, el surgimiento de la agricultura revolucionó la historia, transformando el modo de vida y la supervivencia humana por completo, pero a su vez surgieron dos problemas: las plagas y la conservación de los alimentos. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO), actualmente entre el 25% y el 30% de los alimentos cosechados se pierden como resultado del deterioro antes de poder consumirlos. Este problema es particularmente frecuente en países cálidos y húmedos.

Para solucionar estas dificultades, han surgido múltiples tecnologías, entre ellas la irradiación de alimentos que ofrece los mismos beneficios que los que se obtienen mediante tratamientos con calor, refrigeración o congelación, o con sustancias químicas, pero sin modificar la temperatura ni dejar residuos. Esta técnica controla el deterioro y elimina los microorganismos patógenos transmitidos por los alimentos o las plagas de insectos sin que tenga efectos significativos en el sabor o el olor.

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA),ha determinado que los rayos gamma (utilizando cobalto-60 o cesio-137), los rayos X y el haz de electrones son igualmente seguros y eficaces para los tratamientos de irradiación de alimentos aprobados, lo que incluye tanto la reducción de patógenos como las aplicaciones fitosanitarias. La irradiación goza de una amplia aceptación como tratamiento poscosecha de probada eficacia para reducir la contaminación bacteriana y la descomposición lenta y mantener la calidad de los alimentos. Previene la germinación y la maduración prematuras, y actúa como tratamiento fitosanitario para el control de plagas de insectos en frutas y verduras.

Según la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), actualmente, existen más de 135 centros en 47 países que irradian alimentos, y unos 60 estados permiten el consumo de productos irradiados, entre los que se encuentran: pescados, mariscos, carnes, tubérculos, bulbos, cereales, legumbres y semillas. La irradiación consigue inactivar las larvas de Trichinella spiralis, que pueden contaminar la carne de cerdo y desencadenar una triquinosis. A su vez actúa sobre las famosas lombrices solitarias (tenias) transmitidas por los cerdos y por el ganado vacuno, y sobre los parásitos Anisakis en el pescado. También es efectiva para controlar el género Salmonella y varios tipos de Escherichia coli que es una bacteria que se encuentra en el intestino de los seres humanos y animales.

En todas partes del mundo se utiliza cada vez más la tecnología de irradiación para conservar los alimentos. Puede reemplazar los fumigantes químicos potencialmente dañinos que se utilizan para eliminar insectos de frutos secos y cereales, legumbres y especias. Su capacidad para controlar plagas y reducir los períodos de cuarentena requeridos ha sido el factor principal que ha llevado a muchos países a adoptar prácticas de irradiación de alimentos. En nuestra región países como Argentina, Brasil y México irradian miles de toneladas de alimentos como guayaba, mango, papaya, semillas y carnes, lo que hace más competitivas sus exportaciones hacia Estados Unidos y Europa.

En Ecuador existe una planta de irradiación la cual emplea Cobalto-60, la misma se encuentra operativa en la Escuela Politécnica Nacional (EPN) aunque, es una planta muy pequeña para atender la demanda de productos de agroexportación y más bien se consideraría una estación piloto o de pruebas. Pues es necesario contar con una planta de radiación gamma industrial de gran capacidad, con ubicación estratégica para lograr exportar productos de calidad, con más duración y así tener mayor competitividad en la región. Esto se puede lograr mediante una ley de seguridad nuclear y protección radiológica, la cual sería un impulso para contar con esta tecnología y utilizarla como medida fitosanitaria.    

Fuentes:

  1. FAO 2. FDA 3. OIEA 4. CNEA 5. EPN

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